Quiero ver la Oscuridad

¡Hola a todos!

En la entrada anterior, Hella subió el relato que envió al concurso, ahora me toca a mi. 

Yo me decanté por escribir un ensayo sobre las farolas (?), y fue el que ganó el 2º premio, como Hella ya os contó ·/////////·

Antes de ponerlo, quiero deciros que la imagen que estáis viendo es una chapa de OOTL que podréis comprar en el ExpOtaku de Cataluña a finales de Junio, ya subiré una entrada para explicar este evento con más claridad ^^

Y no os entretengo más, aquí os dejo mi ensayo, espero que os guste. 

QUIERO VER LA OSCURIDAD

Where is the moon? Where are the stars? I just can see the light of the streetlamps.

La luz artificial se ha hecho con la noche.

Ayer, a la una de la madrugada, cuando estaba caminando hacia mi casa, busqué la luna. "¡Esta noche hay luna llena!" decían. ¿Dónde está la luna? ¿Dónde están las estrellas? Solo podía ver la luz de las farolas. 

La luz artificial se ha hecho con la noche. Siendo buenos ignorantes (como quieren que seamos) podemos pensar: "¡Qué maravilla! ¡Gracias a la luz artificial puedo ver todo lo que quiera! ¡No tengo que caminar a oscuras por la noche! ¡El ser humano es de lo más inteligente! ¡Me ha hecho ver todo lo que yo quiera!"

Mentira.

La luz artificial solo nos muestra lo que ellos quieren que veamos.

Ayer, a la una de la madrugada, cuando estaba caminando hacia mi casa, busqué la luna. "¡Esta noche hay luna llena!" decían. Pero la luna no estaba. Las estrellas no estaban. El cielo estaba escondido, como un niño pequeño, por miedo a esas luces que habíamos puesto. Quizá estaban allí porque querían pegarle, ¿quién sabe?

Solo pude sentir lástima de ese inocente cielo que seguía confiando en que alguien quisiera verlo, pero no conseguía el suficiente valor para salir.

Solo pude sentir lástima de mí mismo, que seguía confiando en que de un momento a otro, el cielo conseguiría el suficiente valor para salir, pero no lo hizo.

Y ahora no puedo verlo. 

Esa noche, cuando por fin estaba tumbado en mi cama, subí la persiana y el mismo deseo volvió a arder en mi interior. Me sentí ciego. ¿Por qué esas estúpidas farolas no me dejan ver? ¿Por qué nos esconden lo más maravilloso? Quise salir a la calle y andar. Andar. Andar. Andar hasta escapar de la ciudad, hasta escapar de las farolas. Seguro que si encontraba un sitio escondido, donde esos humanos ciegos no me vieran, encontraría al cielo nocturno, escondido en ese pequeño rincón. Quise salir a la calle, alejarme de todo, pero como humano ciego que soy, no lo hice. Podría decir que hacía mucho frío, también podría decir que ya tenía demasiado sueño. Podría dar infinitas escusas, pero no servirían de nada.

Mis pensamientos se volvieron dispersos a medida que pasaba el tiempo, y las sábanas me abrazaban cada vez más, hundiéndome en el sueño.

Pero aún recuerdo qué fue lo último que pensé antes de rendirme a sus encantos. Por unos segundos pensé que esta ceguera humana no era incurable, que en realidad no somos ciegos, solo nos mantienen los ojos cerrados.

Abrir los ojos no va a ser fácil, pero estoy dispuesto a todo.

Esta noche saldré a buscarlo, porque quizá (solo quizá) con un poco de insistencia, coja confianza y salga a mi encuentro.

No te preocupes, no te pegarán. En el fondo, estas farolas son las luces más cobardes de todas.